Estoy seguro de que puedo contar esta historia. También estoy seguro de que nadie se la creerá. Eso me da igual. Me basta con contarla. Para mí -y está claro que para muchos escritores, no solo los novatos como yo-, el problema es decidir por dónde empezar. [...] Y ahora, mientras pienso en esas cosas, veo un claro hilo que conduce a lo largo de los años hasta el señor Bowditch y el cobertizo cerrado con candado detrás de su vieja y ruinosa casa victoriana. Aunque un hilo puede romperse fácilmente. Por tanto, no un hilo, sino una cadena. Una cadena sólida. Y yo era el muchacho con el grillete en torno a la muñeca.
«Una amalgama intertextual que atraviesa distintos géneros y multiversos, y que ofrece muchísimas sorpresas ocultas para los lectores habituales de King...».
The New York Times Book Review
Estoy seguro de que puedo contar esta historia. También estoy seguro de que nadie se la creerá. Eso me da igual. Me basta con contarla. Para mí -y está claro que para muchos escritores, no solo los novatos como yo-, el problema es decidir por dónde empezar. [...] Y ahora, mientras pienso en esas cosas, veo un claro hilo que conduce a lo largo de los años hasta el señor Bowditch y el cobertizo cerrado con candado detrás de su vieja y ruinosa casa victoriana. Aunque un hilo puede romperse fácilmente. Por tanto, no un hilo, sino una cadena. Una cadena sólida. Y yo era el muchacho con el grillete en torno a la muñeca.
«Una amalgama intertextual que atraviesa distintos géneros y multiversos, y que ofrece muchísimas sorpresas ocultas para los lectores habituales de King...».
The New York Times Book Review